¿Sabías que entre más carbohidratos comas, más se te antojarán?
Esto es lo que produce la clásica hambre un par de horas después de haber comido. Lo que realmente sucede es que cuando uno come carbohidratos, el cuerpo responde secretando insulina, una hormona producida por el páncreas para procesar el carbohidrato ingerido, la cual circula en la sangre después de haberse absorbido en el intestino.
La insulina es la llave que le abre la puerta al hígado para que el carbohidrato se almacene ahí. Pero el efecto de insulina es tal que al secretarse y lograr aclarar la glucosa en la sangre, viene con el reflejo de hambre para compensar esa caída. Y así el ciclo se perpetua, y ¡a comer se ha dicho!.
En cambio, cuando uno come grasa no se estimula la secreción de la insulina y el cuerpo no responde con hambre, porque no hay caída de glucosa en sangre. La presencia de insulina en la sangre le ordena al cuerpo a almacenar azúcares y conservar grasa, por lo que es la hormona de la engorda por excelencia.